Aun no entiendo cómo pudo
ocurrir. A pesar de no llevar dinero en el bolsillo y de tener pensado regresar
a casa en unos veinte minutos, terminé en el bar de Tony, bebiendo chupitos
mientras le contaba mis penas. Tengo vagos recuerdos de esa tarde. La cosa
debió de ponerse fea cuando entraron aquellos tipos. Eran cuatro, de aspecto
extraño, no dejaban de mirarme y cuchichear entre ellos. Yo andaba un poco
mareado, nunca antes había probado esas pastillas de colores que Tony solía
ofrecerme, pero que siempre declinaba tomar. Fui al baño a lavarme un poco la
cara para despejarme cuando me encontré con una araña gigante que movía sus
patas como si estuviera tocando el piano. Me reí, aquello no tenía ni pies ni
cabeza, pero era divertido. Lo estaba pasando bien, parecía un videojuego.
Desperté al día siguiente, en una habitación de hospital. En
realidad no era consciente del tiempo que llevaba allí, ni de quién me había
llevado, tampoco recordaba qué sucedió tras las risas y los destellos de luz
que mis dilatados ojos observaban por todas partes. Mis padres me miraban
callados, incrédulos, totalmente decepcionados.
Pensé en lo que había hecho el día anterior y fue ahí cuando me di cuenta de que había
metido la pata hasta el fondo. Miré el reloj, ya no había solución. Maldije el
instante en el que decidí salir a despejarme. Los apuntes me agobiaban y
necesitada un descanso. En esos mismos instantes, en la Universidad, comenzaban
los exámenes de selectividad para los que tanto tiempo había estado
preparándome.
Más relatos sobre la caer en la tentación en el blog de Leonor
Más relatos sobre la caer en la tentación en el blog de Leonor
Un relato muy oportuno en estas fechas y bien narrado. Me da pena el chaval.
ResponderEliminarGracias por participar.
Un abrazo.
Pobre chaval! Es inevitable cometer errores, pero a veces se pagan muy caros. Lo importante es que le sirva para no volver a caer en ese tipo de tentaciones.
ResponderEliminarUn beso
Hay celebraciones que deben postergarse. Algunas hasta que pase la ocasión especial. Otras, como la que vivió tu protagonista, mejor postergarla indefinidamente.
ResponderEliminarBesos, Cristina.
Hay algunas tentaciones que al caer en ellas pueden traernos consecuencias imprevisibles.
ResponderEliminarNo me extraña que los apuntes le agobiaran, es agotador la selectividad, y claro necesitaba un respiro, yo le entiendo, también fui joven y con ganas de juerga.
ResponderEliminarBesos.
Uy qué precio tan alto pagó por una noche de juerga. A veces las tentaciones nos llevan a excesos de los que quedan grandes consecuencias. Un relato actual y original.
ResponderEliminarUn beso.
Un momento inoportuno para caer en esa tentación.
ResponderEliminarBien contado.
Un abrazo.
Se puede elegir el momento para tentarse? No. Creó que más bien hay que aprender a ser fuerte para vencer ciertas cosas antes de someterse a ellas. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Cristina.
ResponderEliminarUna tentación fatal para tu protagonista. Una decisión inoportuna que tomó al salir afuera a despejarse por el trajín de su preparación académica. Que mal jugada de la vida. Muy buen relato.
!Un saludo!
Esta Tentación si que ha sido para mal, la verdad, pero a veces no somos conscientes de los hechos. Lamentarse después no siempre nos hace llegar a tiempo pero, desde luego, una para aprender y otra para saber :-)
ResponderEliminarUn beso enorme .-)
Una tentación que le dejará un mal recuerdo para siempre. Muy buen relato Cris.
ResponderEliminarBesos
Una tentación que le dejará un mal recuerdo para siempre. Muy buen relato Cris.
ResponderEliminarBesos
Y se encontró con una tentación que tenía qué esquivar.
ResponderEliminar¡Un abrazo!