-Paqui, este año tienes que intentar cogerte las vacaciones en septiembre, o al menos pillar la primera quincena del mes para poder venir a las fiestas de mi pueblo.
-Lo intentaré, pero para eso tienes que convencerme primero. ¿Seguro que no son iguales que todas?
-Seguro. Hacemos una cosa. Yo te explico cómo son y qué se hace cada día y tú ya decides ¿vale?
-De acuerdo, me parece estupendo, pero ya te aviso de que no es tan fácil convencerme.
-Tú déjame a mí.
El día 6 por la noche, para empezar a calentar motores, es la Noche Flamenca Aznaitín, organizada por la Peña El Lanchar.
El día 7 dan comienzo las fiestas de manera oficial con la lectura del pregón en la plaza y el pasacalle de gigantes y cabezudos acompañados por la banda de música. Por la tarde tiene lugar la romería en la que se traslada a la patrona, la Virgen de los Remedios, desde el Santuario de Cánava hasta el pueblo para que pase el resto de las fiestas en la Iglesia Parroquial de Santiago el Mayor. Los vecinos la acompañan andando, aunque también hay quien lo hace a caballo y en unas preciosas carrozas de flores de papel preparadas con esmero para la ocasión y que entran en concurso. El colorido de los trajes de gitana de las mujeres y de las flores de las carrozas aportan alegría y viveza a la celebración en la que no faltan los vivas a la Virgen y las sevillanas.
Cuando la patrona llega a la plaza se vive uno de los momentos más emocionantes. Ya comienza a anochecer y se quema una rueda de fuego, además, un grupo de jóvenes cantan a la Virgen que se sitúa en los escalones para que todos puedan verla. A más de uno se le saltan las lágrimas. Es difícil de explicar lo que se siente en ese instante, pero en cualquier caso, la alegría y el buen ambiente lo inundan todo.
Por la noche tiene lugar un espectáculo pirotécnico y salen los toros de fuego, otra de las tradiciones más típicas del pueblo. Pero tranquilos, que no son animales de verdad, sino una estructura metálica de la que salen cohetes rateros que es portada por chavales que corren por la plaza y sus callejones detrás de la gente. Es algo muy divertido. La banda de música contribuye a animar la velada con canciones propias de un día de fiesta y personas de todas las edades, especialmente jóvenes, bailan mientras que otros hacen “torres humanas”. Después, ya se sabe, la noche es joven y la fiesta continúa en la caseta municipal.
El día 8 se suceden varios actos religiosos en honor a la patrona, un campeonato de cucañas y el disparo de las llamadas “bombas japonesas” de las que salen regalos para los más pequeños. La jornada transcurre sin descanso, ya que desde el mediodía los jimenatos, junto con los forasteros que esos días nos visitan, “ligan” en los bares de la plaza y en los chiringuitos de los alrededores (ligar quiere decir tomar vinos y cervezas con sus respectivas tapas incluidas, así como raciones). De ahí se pasa al café y a las copas en el “Marchita”, una carpa situada en una calle aledaña a la plaza en la que los jóvenes, y otros que no lo son tanto, bailan y se divierten durante toda la tarde.
Por la noche, otra de las tradiciones más representativas del pueblo, la primera gran verbena en el paraje de Cánava, si, el mismo en el que está la ermita de la Virgen. Se trata de una celebración muy elegante, que también tiene lugar el día 9, en la que las mujeres tienen que ir vestidas con traje de noche o de faralaes y los hombres con chaqueta y corbata. Esto es algo que choca a muchos pero que suele gustar por su originalidad y elegancia. En ambas noches (la del día 8 y la del día 9) se eligen, además, a Miss y Mister Jimena y se entregan varios premios a las mujeres mejor vestidas para la ocasión.
El día 9, juntos con los actos religiosos y las actividades para los niños del pueblo, destaca la charanga con su entretenido pasacalle seguido por un gran número de personas con ganas de bailar sus canciones. La jornada concluye con la segunda verbena, tal y como acabo de comentar.
Así llegamos al día 10 y con él a la última jornada festiva. Por la tarde los jimenatos vuelven a arropar a su patrona en su regreso a casa, a la ermita. De nuevo las carrozas y los jinetes en sus caballos, junto con la banda de música, conforman el transcurrir de la procesión. Y por la noche, antes de que la caseta abra sus puertas a los más animados que todavía tienen ganas de marcha, vuelven los toros de fuego y la traca de fin de fiestas.
-Como puedes imaginar, Paqui, esto es un breve resumen, puesto que podría pasarme horas explicándote todo con detalle. Pero como dicen que una imagen vale más que mil palabras, aquí te enseño algunas fotos para que te vayas haciendo el cuerpo. ¿Qué te parece?
-Creo que me has convencido, mañana mismo hablo con mi jefe.
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