jueves, 5 de noviembre de 2015

Decisiones del destino



Frutos es un hombre serio, podría decirse, incluso, que algo huraño. A pesar de frecuentar el bar de la plaza, son pocos los que mantienen conversación con él. Siempre se le ve en una esquina de la barra, leyendo el periódico sin levantar apenas la mirada. Hombre de campo, llama la atención el estado de sus manos, tan desgastadas y secas a la par que gruesa y fuertes. Muestran al exterior, no solo la dureza de su trabajo, sino también los golpes que la vida le ha propinado por dentro y que pocos conocen.

            Y es que Frutos lleva años viviendo en el pueblo, pero no es de allí, llegó a aquel lugar por una decisión del destino. Un desafortunado e inolvidable día, su vida dio un vuelco que nunca hubiera esperado.

            Esa tarde, las páginas del periódico le juegan una mala pasada. No sabe si leerlo o no, pero su afán por mantenerse informado de cuanto acontece en el mundo, le lleva a sumergirse en sus hojas intentando evitar toparse con las noticias sobre el aniversario.

            Tal día como hoy, hace diez años, Frutos, de baja tras haberse roto una pierna, se despierta sobresaltado por el incesante ruido del teléfono. Familiares y amigos le preguntan si su mujer y su hijo están bien. No entiende nada. ¿A qué viene tanta preocupación? Al enterarse de la noticia y no poder contactar con ellos, coge el coche y se desplaza a Madrid para emprender un periplo por los hospitales de la ciudad, con el fin de encontrarlos. Tiene la esperanza de que estén bien. Ese día, Lucas competía en la capital y su esposa había decidido acompañarlo. Era su oportunidad de proclamarse campeón de España  de Karting y quería arroparlo. Ahora, allá donde estén, lo arropa eternamente, mientras Frutos, lejos de la que en su día fuera su casa, recuerda con tristeza las interminables horas de aquel 11 de marzo.