Desde que dejaron la relación, escribirle -bien sea mensajes de texto, correos electrónicos, privados en las redes sociales e incluso alguna que otra carta- le sirve para seguir en contacto con él de alguna manera. Necesita contarle cómo se siente, qué tal le ha ido el fin de semana, si ha realizado alguna actividad extraordinaria o simplemente desearle buenos días o buenas noches.
No espera contestación, de hecho, en la mayoría de las ocasiones no la obtiene, le basta con saber que las letras que redacta llegan a su destinatario y en esto las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental.
Sabe que, en cierto sentido, es como hablar con la pared. Emitir mensajes que no reciben respuesta puede resultar absurdo para muchos, pero a ella le sirve para desahogarse y soltar lo que lleva dentro. Ya a penas se ven y tampoco hablan por teléfono, por lo que solo le queda el recurso de la escritura para trasladarle sus pensamientos e inquietudes.
Y es que, aún hoy, pasados unos meses de la ruptura, desearía retomar la relación y que todo volviera a ser como antes, así, no tendría que tirar de bolígrafo, ordenador o móvil para “hablar” con él y podrían charlar en persona tantas veces como quisieran. Mientras tanto, inmersa en sus deseos, saca un par de folios del cajón de la mesa del despacho y la pluma que él le regaló para su cumpleaños y comienza una nueva carta.
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