miércoles, 22 de febrero de 2017

Este jueves, un relato: "historia de una escalera"






Aquella escalera se había convertido en una metáfora de lo que era su vida. Se había propuesto subir cada día un peldaño más, solo uno, puede que para algunos fuera poco, pero para él, era todo un mundo. Haciéndolo así, tardaría bastante, pero terminaría consiguiendo su objetivo. Llegar hasta arriba y mirar atrás sin miedo a caer, sin temor a derrumbarse y volver al principio. Así era su día a día tras el accidente. Al principio, pensó que jamás llegaría a subir ni tan siquiera un par de escalones. Observaba el final de éstos cómo si del monte Everest se tratara, una meta inalcanzable para él y sus entonces débiles, por no decir casi muertas, piernas. Pero rendirse nunca había entrado en sus planes, ni aun cuando todo era oscuro e incierto. Estaba tocado, pero no hundido, y sabía que, tarde o temprano, volvería a flotar.


Esa mañana, al despertar, fue consciente de que el esfuerzo de tanto tiempo por fin obtendría su recompensa. Ansiaba culminar el ascenso de aquella interminable escalera que tan cuesta arriba se hacía. Solo faltaba un peldaño, un paso más para lograr su sueño, para conseguir que su vida volviera a pintarse de colores vivos. Antes de posar el pie en el rellano, miró al suelo de donde venía y también el techo al que se encaminaba, el objetivo estaba cerca, pero ahora, tocaba marcarse otro. Así, cada día, volvería a tener una nueva ilusión, algo por lo que luchar y esforzarse. Sus piernas, estaban más vivas que nunca, pero podían estarlo todavía más, y no pararía hasta conseguirlo. 


Podéis encontrar más historias sobre una escalera en el blog de Charo