Los primeros en llegar, media hora antes de la cita, fueron Oliver y Benji, que se pusieron a dar toques al balón para hacer algo de tiempo. En seguida acudió también Espinete, un tanto despistado.
“¿Estáis seguros de que es aquí? A mi es que me sacan del barrio y me cuesta horrores orientarme. Además, no veo a nadie conocido”, dijo dirigiéndose a los jóvenes futbolistas.
“Si, si que es en este lugar donde hemos quedado, lo que pasa es que aún es pronto”, contestó Benji.
Los tres estaban de acuerdo en que la iniciativa saldría adelante, aunque para ello tendrían que saber jugar bien sus cartas.
“¡Te lo dije! Esa calle para abajo. Y tú, nada, empeñado en que era para arriba”. Las voces provenían de Epi, que discutía acaloradamente con Blas.
“Siempre están igual”, dijo Espinete. “No hay manera de que se pongan de acuerdo”.
Tras ellos, expectantes, el Monstruo de las Galletas y la Rana Gustavo , micrófono y cámara de fotos en mano, dispuesta a captar todo lo que allí aconteciese. De repente, el cielo se iluminó con una potente luz que captó la atención de todos. Eran Goku y Bulma, que habían decidido desplazarse en una nube para evitar llegar tarde.
“Perdonad, nos hubiera gustado pasar desapercibidos, pero el tiempo apremia. ¿Tenéis todo listo?”.
“Creo que las cosas las trae Kumba en su mochila, pero por aquí aún no ha aparecido ninguno de sus amigos”. Comentó la Rana Gustavo.
“¡Ya llegamos!” gritó Gazpacho, que bajaba la calle corriendo seguido por Pincho, Fresón, Mochilo, Alcachofo y la bella Kumba. “Aquí está todo”.
A los diez minutos, decenas de personajes de dibujos animados creados entre los años 80 y 90 ocupaban las puertas de RTVE, con pancartas y bocinas, coreando consignas a favor de una televisión pública de calidad para niños. La encargada de leer el manifiesto fue Heidi, acompañada por su abuelo, debido a su veteranía y experiencia en el tema, pues eran los únicos de finales de los 70. El texto decía lo siguiente:
Nosotros, dibujos animados en su gran mayoría creados en los años 80 y 90, reivindicamos nuestra vuelta a la parrilla, no solo los fines de semana, sino también por las tardes en el considerado horario infantil. Pedimos, además, compartir trabajo con las nuevas generaciones, como Dora la Exploradora , Pocoyo o Peppa Pig. No queremos quitarles sus empleos, menos en estos tiempos de crisis por los que atraviesa el país, pero creemos que nuestra presencia conjunta en televisión afianzaría los valores de los más pequeños de la casa y ampliaría, del mismo modo, su campo de elección. Rogamos consideren nuestra propuesta, ya que, de lo contrario, tenemos preparadas otras acciones más radicales para alcanzar nuestro objetivo. Eso si, siempre sin utilizar la violencia, pues tenemos claro que debemos ser un ejemplo para los niños españoles.