miércoles, 30 de diciembre de 2015

Resumen de 2015


Este año, en general, ha sido estupendo para mí. Ha estado lleno de viajes, partidos del fútbol, rutas de senderismo, bodas y, en general, buenos momentos. 2015 comenzó con la llegada de un anillo que significa mucho para mí, pues es el anuncio de todo lo bueno que vendrá a partir del 23 de julio. En el mismo mes de enero, estuve en el Santiago Bernabéu viendo el partido de Copa del Rey que enfrentaba al Real Madrid con el Atlético de Madrid. Era el regalo de reyes de Marcos, y junto con él, disfrutamos del partido José Alberto, Pedro, Estefanía y yo. Bueno, yo un poco más que el resto, pues mi equipo fue el que se clasificó, aunque después lo eliminara el Barcelona.




En febrero, José Alberto me sorprendió con una cena medieval para San Valentín, en el castillo de Alcaudete, con visita teatralizada incluida. Un mes que continuó con el bautizo de Daniela. En marzo comenzó nuestro periplo de boda en boda con la de Luismi y Elena en Jaén. Y abril llegó con la Semana Santa. Estuvimos en Málaga, dónde pudimos disfrutar de sus procesiones. Hicimos la ruta de senderismo del Río Borosa y tuvimos la oportunidad de visitar la Alhambra de noche.


En mayo pasé un día estupendo por Córdoba con mi hermana María, José Alberto, su hermana Rocío, Fabiola… Estuvimos visitando los patios y también, cómo no, la Mezquita y Medina Azahara.

Las bodas volvieron a hacer su aparición en junio con las de Juan y Ana y David y Cristina, además, subí al Pico Mágina, ya la iba cogiendo el gustillo a eso del senderismo.

El verano, no pudo empezar mejor, una semana de vacaciones en Tenerife, con boda de mi primo Antonio incluida. Y siguió bien, la verdad, no me puedo quejar. Ahh, ¡y otra boda! Esta vez de Pedro y María Dolores. Después vinieron las ferias y más bodas, entre ellas la de mi amigo Sergio, con su consecuente viaje a Gijón.



En noviembre, concierto de Estopa en Granada y visita al santuario de la Virgen de la Cabeza y en diciembre, destacaría la excursión a Gibraltar, a ver a mis amigos los monos del Peñón, jeje.

 

            A todo esto hay que añadir los domingos de fútbol, algún concierto más a parte del de estopa, amueblar el piso, celebraciones familiares y con amigos…

            Claro que ha habido momentos no tan buenos, pero sabéis que siempre me quedo con lo positivo que, además, en esta ocasión supera con creces a lo malo. Y siempre mirando al año próximo con ilusión, especialmente ahora, que veo que se acerca un 2016 en el que, después de ir a tanta boda, por fin iré a la mía propia. Jeje. ¡Feliz año nuevo a todos! Os deseo lo mejor en estos doce meses que tenemos por delante. ¡A disfrutar!

 
 

martes, 15 de diciembre de 2015

El poder de Marta


 
Marta se había despertado sin poderes. Lo supo desde el momento en que abrió los ojos y comprobó que su chasquido de dedos no atendía a sus deseos. Intentó tranquilizarse. Debía haber algún error. Volvió a probar suerte sin resultado, ni el vaso de leche con galletas le llegaba en una bandeja, junto con cuatro galletas de chocolate, ni la cama se hacía sola. Tendría que ir a la cocina a prepararse el desayuno, algo que llevaba meses sin hacer. Se sentó en el sofá dispuesta a ver sus dibujos animados favoritos pero nada, su gesto seguía sin funcionar, así que, tiró de mando a distancia. Era sábado y no tenía prisa. Unas partidas a la videoconsola después le vendrían bien para entretenerse. Pero se hartó pronto, pues no lograba ganar, “¡qué raro!” pensó, “si yo nunca pierdo”. 

            Estaba claro que la mañana no iba bien. Las cortinas no se abrían cuando ella quería, las luces tampoco se encendían… era como si nada en la casa atendiera a sus órdenes. Salió al jardín y las plantas no la saludaron, tampoco los pajarillos se acercaron a darle los buenos días. El sol parecía enfadado, y se escondió tras una nube de cuyo interior parecían querer saltar centenares de gotas de lluvia a tenor del ruido que hacían.

            Se refugió en casa desanimada, aquello no le parecía divertido. Le estaban entrando ganas de llorar. ¿Qué podía hacer? Se sentó a escribir. Hacía tiempo que no cogía su libreta mágica y su boli fabuloso. Gracias a ellos había ganado varios concursos literarios en el colegio. Al utilizarlos, su imaginación volaba y su mente inventaba historias fantásticas.

            Comprobó que al cuaderno solo le quedaban un par de hojas en blanco y el bolígrafo andaba escaso de tinta. Sin su ayuda, seguro que le costaba más trabajo concentrarse y escribir algo realmente bueno. Cerró los ojos y pensó, pero no le surgían ideas. Sin saber cómo, se acordó de su amiga Ana, que apenas tenía juguetes y aprovechaba las libretas al máximo para que sus padres no tuvieran que gastar dinero en comprarle más. Intentó ponerse en su lugar, no podía ni imaginar la tristeza que sentiría si los Reyes Magos no le trajeran nada este año. Ana, en cambio, estaba tan acostumbrada, que lo que le extrañaba era que Sus Majestades llegaran a su casa algún día. Cuando le preguntaban qué le habían traído, sonreía mientras bromeaba diciendo que tal vez no encontraban la dirección de su casa o no entendían bien su mala letra.

Por fin había encontrado la mejor utilidad que podía darle a aquel par de hojas y esas gotitas de tinta. Y escribió a Melchor, Gaspar y Baltasar, la mejor de las cartas que se le ocurrió para su amiga. Estaba convencida de que, esta vez, la magia tenía que llegar a su familia.

            Andaba poniendo el punto final a sus letras cuando comenzó a salir el sol y el patio se vistió de colores. Sonrío, el día había empezado mal, pero por fin todo cambiaba. Ya ni le importaba el hecho de no tener poderes. Había aprendido el verdadero significado de la palabra generosidad.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Decisiones del destino



Frutos es un hombre serio, podría decirse, incluso, que algo huraño. A pesar de frecuentar el bar de la plaza, son pocos los que mantienen conversación con él. Siempre se le ve en una esquina de la barra, leyendo el periódico sin levantar apenas la mirada. Hombre de campo, llama la atención el estado de sus manos, tan desgastadas y secas a la par que gruesa y fuertes. Muestran al exterior, no solo la dureza de su trabajo, sino también los golpes que la vida le ha propinado por dentro y que pocos conocen.

            Y es que Frutos lleva años viviendo en el pueblo, pero no es de allí, llegó a aquel lugar por una decisión del destino. Un desafortunado e inolvidable día, su vida dio un vuelco que nunca hubiera esperado.

            Esa tarde, las páginas del periódico le juegan una mala pasada. No sabe si leerlo o no, pero su afán por mantenerse informado de cuanto acontece en el mundo, le lleva a sumergirse en sus hojas intentando evitar toparse con las noticias sobre el aniversario.

            Tal día como hoy, hace diez años, Frutos, de baja tras haberse roto una pierna, se despierta sobresaltado por el incesante ruido del teléfono. Familiares y amigos le preguntan si su mujer y su hijo están bien. No entiende nada. ¿A qué viene tanta preocupación? Al enterarse de la noticia y no poder contactar con ellos, coge el coche y se desplaza a Madrid para emprender un periplo por los hospitales de la ciudad, con el fin de encontrarlos. Tiene la esperanza de que estén bien. Ese día, Lucas competía en la capital y su esposa había decidido acompañarlo. Era su oportunidad de proclamarse campeón de España  de Karting y quería arroparlo. Ahora, allá donde estén, lo arropa eternamente, mientras Frutos, lejos de la que en su día fuera su casa, recuerda con tristeza las interminables horas de aquel 11 de marzo. 
 

jueves, 15 de octubre de 2015

Este jueves, un relato: "Preguntas y respuestas"



 
 
Macarena se había acostumbrado a vivir con una gran duda: ¿quiénes eran sus padres biológicos? Desde que se enteró de que era adoptada, no podía evitar  sentir curiosidad por conocer a la mujer que la había llevado en su vientre y saber los motivos por los que la abandonó.

            Al cumplir la mayoría de edad, comenzó la búsqueda. Necesitaba descubrir sus orígenes, cómo acontecieron los hechos para llegar a formar parte de una familia que consideraba la suya aunque no llevara su misma sangre.

            Una tarde, en el autobús, mientras observaba a los pasajeros, se topó con unos ojos que le resultaron familiares. Notó como éstos se llenaron de lágrimas y la mujer a la que pertenecían apartó la mirada, dirigiéndola hacia la ventanilla. Su cara guardaba un enorme parecido con la suya. Una extraña sensación se apoderó de ella y una pregunta surgió inevitablemente “¿será mi madre?”.

            En los sucesivos días, estuvo atenta a quienes subían y bajaban del autobús, con el fin de encontrar de nuevo a la inquietante mujer. Pasaron semanas hasta que aquella tarde la vio y se armó de valor para sentarse a su lado. Las dos se miraron durante minutos sin mediar palabra hasta que llegó la parada en la que se separaban. Antes de que la señora bajara del vehículo, susurró unas palabras a Macarena: “Necesito hablar contigo, nos vemos mañana a las ocho en esta parada”.

            No pudo dormir en toda la noche, pensado qué querría decirle aquella mujer, ¿sería su madre? De no ser así, ¿qué quería de ella? ¿Le ayudaría a resolver sus dudas?

            Al día siguiente, ambas llegaron puntuales a la cita. La joven escuchó atenta a su interlocutora. Al parecer, se había quedado embarazada cuando tenía quince años de un hombre de treinta que rechazó ayudarla al conocer la noticia, desapareciendo de su vida en ese mismo instante. Sus padres la echaron de casa y sola, sin preparación ni estudios, viajó a Madrid en busca de un futuro para ella y su retoño. Pronto comprobó que nadie regala nada y que las dificultades aparecen y se instalan en tu vida sin que haya manera de echarlas. Su conciencia le impedía abortar. Regresar a casa no era una opción. ¿Qué otra cosa podía hacer?

            Esa noche, llamó a un conocido convento de la capital, dejando a la pequeña en la puerta, mientras se marchaba corriendo, sin dejar de llorar, pero confiando en que su hija tendría la vida que ella nunca pudo disfrutar. Fue duro, pero ahora, con la perspectiva del tiempo y comprobando como habían pasado los años por cada una de ellas, se sentía satisfecha por la decisión que tomó. 
Más historias sobre preguntas y respuestas en el blog de San http://galisan33.blogspot.com.es/ 

lunes, 31 de agosto de 2015

A ti, anti taurino




Me gustan los toros, si, ¿algún problema? Estoy harta de la gente que trata de asesinos a los toreros, que considera la fiesta nacional un acto violento y, lo que es peor, que quiere erradicar una de las costumbres más españolas que tenemos en este país.

Comprendo que una corrida de toros es algo que no puede gustar a todo el mundo pero, digo yo, si tanto se nos llena la boca con las palabras democracia y libertad, ¿por qué no dejar que a quien le gusten vaya y a quien no, no, en lugar de prohibir las corridas de toros?

Siento vergüenza ajena cuando veo a mujeres semidesnudas protestando con lemas anti taurinos y en contra del maltrato animal. ¿Esa es la mejor manera que tienen de expresar su opinión? Por no hablar de los espontáneos que saltaron hace poco a una plaza en plena corrida.

Me parece un sin sentido que muchas de esas personas que defienden la vida del toro y protestan por su muerte, estén a favor del aborto. ¿A caso es más importante un animal que una persona? ¿Un ser humano inocente al que se le quiere negar el derecho a nacer?

Hace poco, me enteré de que un anciano de más de setenta años que iba a los toros en la feria de Baeza, fue tirado al suelo por uno de esos manifestantes contrarios a la fiesta. ¿Qué había hecho esa persona, aparte de querer disfrutar de un espectáculo para el cual había pagado su entrada? Me parece bochornoso. Al parecer, el hombre se levantó del sueño, casi llorando, sin comprender los motivos de semejante agresión.

No me parece justo que en la Plaza de Toros de Barcelona ya no haya corridas, al igual que sucede en Canarias desde hace años. Tengo familiares que viven allí y cuando viajan a la península muestran interés por saber en que pueblo hay fiestas para disfrutar del arte del toreo (algo que no pueden hacer en su tierra) ¿Y qué pasa con quienes no tienen posibilidad de acudir a la plaza? ¿Por qué se les quiere negar la opción de ver las retrasmisiones por televisión? 

A los políticos que tanto se preocupan por intentar acabar con la fiesta nacional les pregunto ¿no tienen otros asuntos más importantes de los que ocuparse? ¿en serio el suprimir los espectáculos taurinos en los pueblos, ciudades o comunidades autónomas en las que gobiernan es una de sus prioridades?

Por cierto, y para terminar, no sé si tú, anti taurino, eres consciente de que no solo los toreros, esos a los que tildas de asesinos, viven de los toros, sino que hay muchas personas cuyos trabajos giran en torno a la fiesta, desde los ganaderos, hasta los taquilleros de las plazas.

Solo pido respeto a los aficionados taurinos y que se nos siga permitiendo acudir a la plaza, sin miedo y con la cabeza bien alta, para disfrutar de una afición que tienen muchas más personas de las que se puede llegar a pensar.

jueves, 27 de agosto de 2015

Entre las olas

 


La playa estaba tranquila aquella tarde. El verano llegaba a su fin y quedaban pocos turistas en la zona. Luis observaba el ir y venir de las olas, eran pequeñas, como a él le gustaban. A veces, las plasmaba en el papel. Siempre le atrajo la pintura. Nada le relajaba más que sentarse sobre la arena, escuchar el ruido de las gaviotas y meditar sobre lo afortunado que se sentía. 

            El sol comenzaba a caer, la imagen era tan bella, que sacó su libreta y el lápiz de grafito para inmortalizarla. Nada podía interrumpir ese agradable momento. El dibujo iba tomando forma. Se sentía muy inspirado, tanto, que no podía dejar de pintar. Un trazo por aquí, otro por allá… Las olas seguían tranquilas, al igual que su mente. Era como si bailaran, acompasadas, al ritmo de una suave melodía.

De repente, algo llamó su atención. A lo lejos se intuía el cuerpo de un bebé, pensó que era imposible, su imaginación debía estar jugándole una mala pasada. Cerró los ojos y los volvió a abrir, comprobando que no se trataba de un espejismo ni nada por el estilo.

Se lanzó al mar con la intención de salvarlo, pero las piernas no le respondían, si no reaccionaba a tiempo, el pequeño moriría ahogado. Aquello no le podía estar pasando a él, tenía que ser una pesadilla. El cuerpo era mecido por las olas ante su mirada de desesperación cuando escuchó: “¡Papá, ahí está la muñeca, cógemela por favor!” Respiró aliviado, pero incapaz de seguir con su dibujo. Tendré que ir al oculista, pensó.  

viernes, 14 de agosto de 2015

Novela de amor





Con la caída del sol, el parque se convertía en el mejor refugio para la juventud del pueblo. Sus bancos eran testigos de numerosos besos. Algunos robados, otros buscados con insistencia. Los que sellaban el comienzo de una pareja y los que despedían otra de varias semanas. Los había lentos, fugaces, apasionados, románticos… pero todos vividos con la intensidad que otorgan los primeros acercamientos a ese sentimiento llamado amor.

            Almudena frecuentaba poco aquel lugar. Y no porque no tuviera amigas, sino debido a su delicada salud. Motivo por el que, mientras sus compañeras de clase coqueteaban con chicos, ella leía novelas románticas que soñaba protagonizar algún día.
  
            Con el paso de los años, Almudena vio como sus mejores amigas disfrutaban de unos noviazgos, que culminaban con preciosas bodas para orgullo de los felices padres. Eran tiempos en los que la mujer tenía como objetivo principal conseguir un buen marido si no quería pasar la vergüenza que suponía quedarse solterona o, como diría su abuela, para vestir santos. 

            A esas alturas, su madre había perdido la esperanza de que se casara, cosa que a ella, sin embargo, no la inquietaba en absoluto. Nunca se obsesionó con el tema y tampoco veía una desgracia el hecho de no tener novio a su edad. 

            Un día, el panadero pidió permiso a los padres de la joven para tener una cita con ella. Almudena aceptó a regañadientes. Después de aquel encuentro se sucedieron más, hasta que la pareja confirmó el noviazgo y anunció una inminente boda. La noticia llenó de alegría la casa, tanto, que Arturo, el padre, prometió invertir sus ahorros en que la pareja pudiera tener el viaje de novios más anhelado: conocer París, la ciudad del amor. 

            Fueron días de dicha, en los que Luis y Almudena consolidaban su relación pensando en un futuro juntos. A su regreso, se acostumbraron pronto a la rutina de la convivencia. Todo iba bien hasta que la inocente joven desveló a su esposo el secreto de su infertilidad, fruto de los problemas de salud de antaño. Fue ahí cuando todo se truncó y comprobó que las historias de amor no son cómo las pitan en las novela.