martes, 18 de junio de 2013

Nostalgia



En la quietud de la noche,
en la soledad del silencio,
mientras todos duermen,
intenta luchar contra sus pensamientos.
¿Cabeza o corazón?
la duda que le asalta.
Se amontonan los recuerdos,
las imágenes de aquel amor,
momentos inolvidables
reproducidos por su mente una y otra vez.
No hay manera de desconectar,
de avanzar hacia delante,
de dejar el pasado atrás.
Nadie manda en los sentimientos.
Solo el tiempo apaciguará el vacío,
ese enorme hueco que ahora reina en su corazón.
Cierra los ojos, duerme y,
una vez más, vuelve a soñar con él.

jueves, 13 de junio de 2013

Este jueves, un relato: "Secretos que NO te llevarás a la tumba"




Ángela siempre había sido una niña tímida y solitaria, “la rara de la clase”, como solían llamarla sus compañeros del colegio. Ese carácter reservado se acentuó con la muerte de su única y gran amiga, Gloria “la empollona”. Hacían una pareja peculiar, o eso le parecía al resto de niños. Mientras todos jugaban en el patio, ellas preferían quedarse en clase haciendo cuentas, repasando la lección o cosiendo, una labor que a ambas le encantaba.

Gloria enfermó, cada día estaba más deteriorada, le costaba respirar y sufría grandes dolores de estómago. Sus padres la habían llevado a los mejores médicos, pero ninguno lograba encontrar el mal que la aquejaba. Ángela jamás se separó de su lado, ni siquiera cuando tuvo que dejar de ir a clase debido a su enorme debilidad. La visitaba cada tarde y hablaban cómo lo hacían en el colegio durante los recreos, aunque Gloria apenas si podía sostener la aguja.

Ya habían pasado quince años de la muerte de su amiga, un día que Ángela era incapaz de borrar de su memoria. Tres lustros, uno detrás de otro, en los que la imagen de Gloria venía a su mente una y otra vez y con ella los remordimientos. Había llegado el momento de contarle a alguien su gran secreto, el que la atormentaba y le impedía seguir hacia delante con la conciencia tranquila.

El problema era a quién elegir como receptor de sus inquietantes palabras. No tenía amigas, se llevaba mal con sus padres y los vecinos no la miraban con buenos ojos por ello. “¿Y si acudo al párroco del pueblo?”, pensó. “Él seguro que me escuchará, yo me quedaré más aliviada y el secreto seguirá siendo tal al tratarse de una confesión”. Así lo hizo.

-“Ave María Purísima”.

-“Sin pecado concebida”.

-“Verá, Padre, quería contarle algo que sucedió hace ya muchos años, algo que hice y de lo que me arrepiento enormemente. No pretendo que me comprenda, pero le diré que mi motivo principal para cometer tal atrocidad era la envidia y los celos que sentía hacia mi amiga Gloria”.

-“Hija, tú siempre has sido una buena niña a pesar de tener poco contacto con tu familia. No entiendo qué has podido hacer que resulte tan terrible y menos si te refieres a un hecho que aconteció, según dices, hace años”.

-“Usted no sabe de lo que yo soy capaz. Por aquel entonces devoraba libros de botánica. Los sacaba de la biblioteca y los leía tratando de encontrar alguna planta con la que poder envenenar a Gloria poco a poco, sin levantar sospechas. Después de una búsqueda exhaustiva, encontré una que había visto mil veces en el camino del rey, unas pequeñas flores de las que, según me informé, se extraía un polvo blanquecino e insípido que debilitaba el organismo humano hasta parar el corazón. Cogí un par de ramos, los llevé a casa y extraje aquellos polvos. Unos polvos que añadiría a la merienda de Gloria cuando nadie pudiera verme. Era una labor complicada. Normalmente, todos salían corriendo al patio y ella iba al servicio. Yo la esperaba en clase con el bocadillo abierto y aliñado con aquellos polvos mágicos”.

-“Pero hija, esto que me cuentas es terrible”.

-Lo sé, Padre, y ahora lo comprendo, pero entonces solo pensaba en ser el centro de atención y ella me hacía demasiada sombra”.

Conoce más secretos que dejan de serlo en el blog de San

miércoles, 5 de junio de 2013

Este jueves, un relato: "Leyenda urbana"



Paloma llevaba tiempo queriendo conocer aquel misterioso lugar, pero algo le decía que no lo hiciera. Cada vez que se disponía a visitarlo, una mezcla de sentimientos entre miedo y respeto hacían que echara marcha atrás en su decisión. Después, pensaba que se trataba de tonterías, habladurías de la gente y la invención de una pobre anciana ayudada por sus familiares más cercanos. Un montaje para ganar dinero y hacer que el turismo llegara a un pueblo poco conocido de la provincia.
De todas formas, ¿qué necesidad tenía de ir allí a pasar un mal rato? Estaba segura de que pisar aquella casa le traería consecuencias. Cuanto menos se comería la cabeza y tendría dificultades para conciliar el sueño. No lo podía evitar, desde pequeña había sido y seguía siendo una miedica a la que le daban pavor la oscuridad, la noche y la soledad.
Ese fin de semana había pocos planes. Acababa de terminar el verano y tanto ella como sus amigas andaban mal de dinero, por lo que no podían permitirse salir de fiesta hasta las tantas, ir al cine o comer fuera. “¿Y si vamos a ver las caras de Bélmez?” Dijo por fin Marisa, la más ‘echá pa´lante’ del grupo. “A penas tardamos quince minutos en coche y así saciamos la curiosidad que tenemos desde hace años”. El silencio se hizo dueño de la situación mientras se miraban unas a otras sin saber qué decir. Entonces, Paloma, esa muchacha frágil y temerosa que nunca se había atrevido a entrar en la casa del terror del parque de atracciones, cogió fuerzas y dijo: “Yo si que voy. Ya está bien de tantos miedos y tantas tonterías. Por ir a ese lugar no va a pasar nada, es más, igual hasta nos resulta divertido”.
Media hora después, las cuatro amigas se encontraban en la puerta de la casa de María Gómez Cámara, en el municipio jiennense de Bélmez de la Moraleda. Dos ancianos, hijos de la fallecida María, las recibieron con amabilidad y comenzaron a contarles la historia que encerraba la habitación que en otro tiempo sirvió de cocina al domicilio. Allí había salido la primera cara en el verano de 1971 y tras ella aparecieron muchas más. El suceso corrió como la pólvora gracias al boca a boca de los vecinos y la vivienda no tardó en llenarse de curiosos venidos de todas partes intrigados por los acontecimientos. Enseguida se requirió la presencia de expertos en parapsicología que intentaron resolver el misterio sin demasiado éxito. El suelo de la habitación se picó, se echó cemento nuevo y se precintó la estancia para asegurarse de que nadie podía acceder a ella. Cuando volvieron a entrar a la casa, las caras habían vuelto a aparecer para asombro de todos y no eran las únicas, ya que junto a ellas existían otras nuevas. Se pudo comprobar, así, que nadie había dibujado aquellos rostros con el fin de engañar y asustar a los vecinos.
Uno de los ancianos les enseñó las fotografías de numerosos expertos como Germán de Argumosa o Íker Jiménez, que se desplazaron hasta el pueblo en varias ocasiones para investigar el fenómeno. Después, el otro, con una larga vara en la mano, señalaba el suelo haciéndoles ver los rostros que en él se encontraban y que todavía seguían apareciendo. “Si queréis poder hacer fotos”, les dijo. Paloma sacó su cámara y tomó varias instantáneas a modo de recuerdo. Depositaron unas cuantas monedas en la bandeja situada sobre la mesa de camilla y salieron de la casa con ganas de comentar la experiencia. Pero ella seguía en silencio, muda, como si algo le impidiera hablar. “¿Tú no vas a decir nada?”, le repetían sus amigas.
Paloma continuaba en estado de shock. ¿Cómo les iba a contar que una de las caras le había guiñado un ojo en el momento justo de fotografiarla si la cámara no había captado el movimiento? Sabía que era imposible que aquello hubiera ocurrido, pero estaba completamente segura de lo que había visto, una imagen que ya nunca se borraría de su retina.
NOTA: La casa de las conocidas como "Caras de Bélmez" está ubicada en el número 5 de la Calle Real del municipio jiennense de Bélmez de la Moraleda. Existe mucha información sobre un fenómeno que fue investigado por numerosos expertos durante años y que aún hoy se sigue investigando. Además, recientemente se inauguró un museo sobre las caras en el municipio, debido a la gran repercusión turística que suscita la casa de María y las imágenes que en ella se pueden observar. Yo estuve allí hace poco, pero no hice fotográfías, aquí os dejo algunas sacadas de internet.




























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