Sólo Miky conoce su verdadera historia. A pesar de su corta edad, ha tenido cinco familias diferentes y ha vivido en varias casas y en otro tipo de residencias con menos comodidades. Cuando se acostumbra a un hogar, tiene que abandonarlo, o mejor dicho, lo echan sin tener en cuenta sus sentimientos. Ahora, acurrucado en la cuneta de una carretera secundaria, espera que algún coche pare y lo recoja. Hace frío y amenaza lluvia, además, comienza a anochecer. "Para esto podían haberme llevado a la perrera", piensa, "al menos allí tendría con quien ladrar".
Miky y tantos como él, perros o gatos, no se merece esto, los seres humanos a veces dejamos de ser personas. Besitos.
ResponderEliminar¡Pobre!, si lo hacen con sus mayores que no van a hacer con los animales, aunque los animales son ellos, los que sen comportan así.
ResponderEliminarPues sí, niña, triste pero muy real.
ResponderEliminarBesos
Ana
Que triste me ponen esas historias como quisiera quedarme con todos ellos y poder darle una buena acogida por que realmente se lo merecen, nosotros recogimos a mi mascota Monita de la calle y ahora es mi total alegría y compañía bueno la de todos la amamos demasiado
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