El metro, testigo mudo de tantas historias, volvió a serlo una vez más. Rocío andaba tan absorta en la novela que estaba leyendo, que se asustó al sentir una mano sobre su hombro. Al girar la cabeza, vio sorprendida que se trataba de Claudia, su mejor amiga de la infancia. Comenzaron a hablar. Parecía como si el tiempo no hubiera pasado, lo único que cambiaban eran los temas de conversación.
Rocío se había casado, tenía un hijo y era muy feliz. Claudia siempre había sido la loca de la clase y aún continuaba igual. No le gustaban los compromisos y andaba con unos y con otros como cuando era adolescente, de hecho, ahora mismo estaba saliendo con uno de ellos. A Rocío esto le parecía una barbaridad, pero a esas alturas pensaba que ya nada podía sorprenderle tratándose de ella.
La siguiente estación era la suya, por lo que decidió darle a su amiga una tarjeta de visita para quedar algún día a tomar un café. Al abrir la cartera, Claudia pudo ver una foto del chico con el que solía pasar las noches los fines de semana. “¿Es tu hijo?”, le preguntó aún sabiendo cual iba a ser la respuesta. “Si, a que es guapo ¿verdad?”. La megafonía del metro anunció la próxima parada y las dos amigas se despidieron con un abrazo y un par de besos. “Ya te llamaré”, dijo Claudia mientras Rocío bajaba al andén. Pero nunca llegaron a tomarse aquel café…
La alocada sale con el joven hijo de la otra. Por eso no se juntaron de nuevo.
ResponderEliminarBuen texto.
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ResponderEliminarQue putada, ¿verdad?
ResponderEliminarEeeeee... vivir y dejar vivir? No se me ocurre otra cosa, al fin y al cabo, al chico no le debe de disgustar el asunto ya que con ella sale y de seguro ni idea tiene de que anda con una vieja amiga de su madre... o no?
ResponderEliminarJeje! difícil dar opinión, al menos del asunto en sí, del relato: me ha encantado, final, para el soponcio!
Besos!
Gaby*
Esos encuentros inesperados suceden, nos pillan de imprevisto y luego, se llega a la parada, adiós, cada cual con su vida, la que sea, la íntima.
ResponderEliminarBesito.
MMMnnnn!!!! menuda historia, esa llamada no llegará, seguro.
ResponderEliminarAbrazos.
Es en esas situaciones en las que una siente el paso del tiempo como una roca que se nos cae de golpe sobre los hombros!
ResponderEliminar=)