-“¡Que no, que esta noche no vamos al cine! ¿Pero tú has visto el día que hace? Hoy vemos una película en casa tranquilamente y punto”.
-“¡Mira que eres exagerada! En diez minutos estamos en el centro comercial. Además, es servicio puerta a puerta, ni siquiera te vas a despeinar”.
-“Mi última oferta es una fuente gigante de palomitas, un par de cervezas y lo mejor, tú eliges qué vemos”.
Julio la miró silencioso. Sabía que no tenía nada que hacer.
Esa noche apenas pudieron dormir. El ruido del viento era tan fuerte, que el hecho de vivir en un séptimo piso no ayudaba mucho. El silbido del aire parecía colarse por cada rendija de las ventanas. Habían pensado cambiarlas más de una vez, pero nunca encontraban el momento y ahora maldecían no haber tomado ya aquella decisión.
Se levantaron temprano. Mientras Mercedes preparaba las tostadas, Julio encendió la tele y puso el canal 24 horas para ver las noticias.
Fuertes ráfagas de viento de hasta 120 kilómetros por hora derribaron ayer la marquesina del Teatro Claudio, situado junto al Centro Comercial Siglo XXI. Desafortunadamente, a la hora en la que se produjo el suceso, pasadas las nueve y media de la noche, decenas de personas aguardaban en la puerta para entrar al estreno de la nueva película del director Carlos Martínez. Tres de ellas fallecieron en el acto y quince permanecen ingresadas en diferentes hospitales de la ciudad con heridas de diversa consideración.
Julio cambió de canal recordando las palabras de Claudia: “¡Que no, que hoy no vamos al cine!”. Nunca pensó que se alegraría tanto de haberse quedado en casa un sábado por la noche viendo por décima vez la película favorita de su mujer.
Más historias sobre el viento en el blog de Juan Carlos
Esas cosas pasan.
ResponderEliminarLa aversión a una tarde desagradablemente ventosa los salvó de una situación de riesgo de consecuencias imprevisibles. El destino?.
ResponderEliminarUn abrazo.
Podria reaccionar agradeciendo la intuición de su mujer, o irritarse porque los hechos le dan la razón a su mujer.
ResponderEliminarBuena elección, por poco salen en la tele. Un beso.
ResponderEliminarCorazonada?, simplemente no había llegado la hora.
ResponderEliminarIngenioso relato con el toque periodístico.
Un beso.
jajjaaj muy bueno!...el sextos entido femenino suele tener esas jugadas magistrales!
ResponderEliminar=)
sexto sentido, aclaro
ResponderEliminarbueno... como dice NEOGÉMINIS por algo decimos lo que decimos y hacemos lo que hacemos las mujeres es que en realidad tenemos un sexto sentido aunque algunos no lo crean
ResponderEliminarUn viento cruel intervino para no lamentar haberse quedado en casa, sucede, casualidades, intuición femenina, y palomitas a pesar de las rendijas por las que se coló esa ventisca.
ResponderEliminarUna brisa te sopló este relato genial, nada casual, fruto de tu inventiva. Besitos muchos.
Las mujeres tenemos un instinto especial, y por lo general, no sé si por temerosas o precavidas, solemos plantarnos fuerte ante lo que nuestro instinto dicta. El marido, hoy lo agradece, de lo contrario, otra hubiera sido la historia!
ResponderEliminarFaltó el: "menos mal que no fuimos, viste? yo tenía razón que era mejor quedarse en casa!"
Muy buen relato, donde le viento deja en evidencia, que en ocasiones merece todo nuestro respeto.
Besos!
Gaby*
Para que luego digan algunos hombres, qué las mujeres hablamos demasiado,unas palomitas...una peli buena...en buena compañia...derrotan al más fuerte de los vientos.jajaja.
ResponderEliminarBesos cristina.
se quedaron en la cama y julio vio lo preciosa que estaba su esposa con aquel pijama de miki maus o como se escriba. julio vio que la película que ahora venía no era la de todos los días, pues ese maldito pijama le estaba poniendo a...a disposición de lo que su esposa quisiera, aunque él hubiera querido una noche de tempestad, incluso con viento de cuerpo...
ResponderEliminarjoderse, a veces los hombres sólo pensamos en lo mismo¡¡¡
ajjaajja
medio beso, cristina.
A veces no es nuestro destino, y está claro que ese día no irían al cine. El viento en este caso si que fue en contra.
ResponderEliminarUn abrazo
Menos mal que se quedaron en casa, a veces tenemos cierta percepción para estas cosas, y hay que seguirlas. Un relato con un buen final :)
ResponderEliminarBesitos.
Casualidad, destino, algo o alguien la estaba avisando? el caso es que hicieron muy bien quedándose en casa.
ResponderEliminarBesitos!!
Julio no tenía una mujer, tenía una bruja, que a veces tampoco está mal.
ResponderEliminarBesos
Rayos, viento destructor. En este caso dio la razó a esos pretextos de las mujeres para ir a algún lugar por el mal tiempo.
ResponderEliminarBesos. Nos vemos pronto.
Una visionaria era esa muchacha ademas de presumida por no querer que el aire le alborotara el pelo... a mi tambien me da panico el aire.
ResponderEliminarUn besazo
Faltó el típico "te lo dije". Cada vez más frecuentes por aquí estos acontecimientos ventosos que desparraman muchas veces accidentes trágicos...
ResponderEliminarMuy bien relatado. Un diálogo real (y casi brujeril, como dice Alfreo, jajaj)
besos y hasta muy pronto
Hombre inteligente, hizo lo que debía hacer caso a su mujer que como vemos más que sabia es brujita...
ResponderEliminarBesos!!!
Que suerte la suya,una mujer que visionó lo que podia ocurrir.
ResponderEliminarQue vientos lo que hemos vivido estos días ¿verdad?
Un abrazo.