Se puso el traje de chaqueta azul marino con una camisa blanca y unos zapatos de tacón, el pelo suelto y unos discretos pendientes. Cogió la carpeta con el currículum y toda la información necesaria sobre su experiencia laboral y salió a la calle preparada para una nueva entrevista de trabajo. A esas alturas ya había perdido la cuenta de cuantas llevaba, pero seguro que eran más de una docena.
Fue hasta la boca del metro más cercana a su domicilio y comenzó un viaje que le llevaría unos 45 minutos incluyendo varios transbordos. La empresa en la que estaba citada se encontraba en la otra punta de la ciudad, por lo que decidió ir con tiempo más que de sobra para evitar prisas y posibles inconvenientes de última hora.
Una vez en el suburbano se dedicó a observar a las personas que tenía a su alrededor. Era algo que le gustaba hacer desde pequeña, mirar a los viajeros e imaginar a dónde se dirigían o a que se dedicaban. De esa forma se le hacía más corto el trayecto. Además, no se sentía lo suficientemente concentrada como para ponerse a leer un libro o el periódico tal y como hacían otros, ella prefería guardar toda su energía para la esperada entrevista.
La megafonía anunció su parada. Rosa salió del vagón y se dirigió hacia la calle con la desagradable sorpresa de que llovía con fuerza. Miró en el bolso para probar suerte pero no la tuvo, ya que no encontró ni rastro del pequeño paraguas que le había regalado su hermana un par de años antes. De repente sintió que aquello ya lo había vivido antes y notó un escalofrío. Es más, sabía que al dar unos pasos encontraría a un joven vendiendo paraguas a tres euros y que adquiriría uno sin dudarlo. Se puso nerviosa tratando de intuir que sucedería después. La imagen dándole las monedas al chico y abriendo el preciado objeto con rapidez le resultaba tan familiar que estaba convencida de que ya había sucedido antes.
Entonces encontró en ese contratiempo la oportunidad de realizar la mejor entrevista que los miembros de recursos humanos hubieran podido imaginar. Si lograba averiguar las preguntas que le iban a formular tendría el privilegio de poder meditar las respuestas previamente, es decir, que aquel déjà vu le podía servir para adelantarse al interlocutor y contestar a sus cuestiones de la mejor manera posible. Así fue. “¡Prueba superada!”, pensó al salir de la empresa, y se fue con sus amigos al bar de copas del momento para celebrarlo. Esa extraña visión de futuro le había valido para obtener el puesto de trabajo que tanto deseaba.
Más historias reales o imaginarias sobre Déjà vu en casa de Carmen Andújar
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Meereció la pena sentir ese escalofrio recorrer su cuerpo, supo ganar la partida a los presentimientos. Toda una suerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
ah no!...haciendo trampas con deja vu no vale! jejeje...si pudiéramos manejar a voluntad esas situaciones aumentarían sin dudas la cantidad de fiascos y engaños con los que nos tropezaríamos a cada rato!...los humanos somos así, cualquier recurso lo transformamos en ventaja especulativa!jejejee
ResponderEliminarun abrazo
A través del relato me pongo en situación, detalle a detalle, llueve y ese paraguas que no tiene la lleva al dejà vu de su vida, muy oportuno saber manejarlo. Para algo tenemos el coco, y en ese caso muy bien aprovechado.
ResponderEliminarBesitos cariñosos.
Una buena idea, Cristina: utilizar el déjà vu, para lograr nuestros objetivos. Me ha encantado :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Seria fantastico poder manejar esos Dejá Vu a nuestra conveniencia o segun la situacion. Por suerte o por desgracia son imposibles de manejar y de predecir en su aparicion. Buena opcion le das al deja vu, jejejejejje.
ResponderEliminarUn beso
GENIALLLLLLLLLLLLLLLLLL!!!!!!!!
ResponderEliminarEsto es lo unico que puede salvaros de la crisis, un déjà vu antes de cada entrevista de trabajo ó un examen y listo!!!!
Muy bueno Cristina.
Besos...besos...besos?
Oleeeeeeeeeeee, Nos dejas un relato lleno de optimismo. Quien sabe, con un poco de entrenamiento, haremos del déjà vu, la varita magica del año.
ResponderEliminarUn besazo
¿Dèjá vu a la carta?. Creo que eso es ser profeta o adivino. En algunas ocasiones vendría de maravilla, como en el caso de tu protagonista, aunque puestos a sentir la sensación de lo que pasará, ¿qué tal la combinación de la primitiva?. Creo que tendría la desventaja de hacer desaparecer el factor sorpresa, que muchas veces constituye un elemento muy valioso.
ResponderEliminarUna vida previsible creo que acabaría convirtiéndose en algo odioso.
Un abrazo.
uufff!!!
ResponderEliminarojala hubiéramos todos un deja vu así para poder anticipar todo y saber lo que vendrá... más aún en las entrevistas de trabajo como sucedio con la protagonista
De vez en cuando nos vendría muy bien un Dejá vu como estos, en la loteria de Navidad, en la quiniela, en la primitica, un cupón, jeje. También un buen trabajo o trabajo a secas ;)
ResponderEliminarUn abrazo, guapa.
Cristina, gracias por tu agradable visita,y perdona mi tardanza, pero hasta hoy no he podido entrar a leeros,
ResponderEliminarme gusta la posibilidad de poder manejar a nuestro antojo los déjá vu,pero me asusta un poco saber en cada momento que he de hacer, o que voy a vivir,no se...Me encanta descubrir cada dia situaciones que sigan asombrandome, y me hagan pensar.
Me a gustado tu optimismo, besos Lucia.
Yo también ando tarde con las visitas pero me fue imposible hacerlo antes, lo siento.
ResponderEliminarOjalá tengamos muchos dèjá vu como este tan bien relado, se nos facilitaría mucho la vida.
Un abrazo Cristina.
Es lógico que nos de un poco de temor saber que eso ya lo vivimos, y comprobar que es un deja vu, porque todavía no se sabe la razón que los produce. Pero me gusta la idea de que la protagonista haya sacado un buen provecho de eso.
ResponderEliminarUn abrazo :)
que bueno!!! muy bueno!!! adivino lo que le iban a preguntar! un visionario en el relato! excelente! un beso!
ResponderEliminarEsto si que es un deja vu bien aprovechado. Asi cualquiera. Muy buno Cristina. Me alegra leerte.
ResponderEliminarBesos
Un éxito total, sin duda alguna :)
ResponderEliminarEncantada de conocerte, Cristina. Gracias, por pasarte por mi blog.
Un abrazo
Lola
Podría hacer la broma que con tu relato he sentido un déjà vu. No, lo que cuentas lo había sentido antes porque me he visto en esas situaciones, especialmente he viajado en el metro como tu protagonista, he sabido que iba a comprar algún objeto a un vendedor callejero sin saber por qué. No lo de la entrevista, de cuyo resultado me alegro por ese personaje con quien me he visto identificado.
ResponderEliminarBesos Cristina.
Sabes que sos dueña de un sentidos practico genial????
ResponderEliminarOptimizaste la oportunidad: tu protagonista merecía el trabajo por ingeniosa, quien si no ella?
Besos y abrazos que acá rinden un monton....jajaj
Esta clase de déja vu viene con ventaja adherida! Nos serían convenientes para enfrentar más de una situación de vida. Lamentablemente, no siempre sucede así, así que la protagonista de tu historia corrió con suerte!
ResponderEliminarMe gustó mucho tu relato, lograste transmitir ese instante de convencimiento de que algo estaba ocurriendo tal cual ya lo había vivido, cuando ocurrió lo del paraguas... ahí la historia comenzó a dar ese efecto, que pareciera irreal, de retroceso en la memoria (pero que a veces de irreal no tiene nada, y a más de uno nos pasó alguna cosilla por el estilo).
Un gusto leerte y gracias por la bienvenida. Nos seguimos viendo!
Gaby*
Hola Cristina, que buen relato!!! quiero un deja vú así, sobre todo previo a un examen. Tal vez así logre correr igual suerte que la protagonista.
ResponderEliminarMe gustó mucho leerte, gracias por tus palabras en mi blog y espero seguir compartiendo más jueves de relatos.
Un beso
Jime
Limpio, claro y creíble. Ella sabía mejor que nadie su nivel de preparación y acertó jugando con el subconsciente.
ResponderEliminarMuy ameno, me gustó.
Besos
hoy no hubiera podido yo tener un deja vu ni por asomo...he estado todo el día con un sueño que no me podía tener...pero...pero..al final me decidí: me cambié, me puse lo guapo que puedo ponerme para dar pedales,me puse el casco, me monté en la bici y, hala, a pedalear...sabes las consecuencias del cansancio? pues que saía que te iba a leer. lo que no sabía era que a estas alturas los deja vusss esos sirvieran para HACER TRAMPAS EN LAS ENTREVISTASSSSS..JAJAA
ResponderEliminarmuy buena imaginación, cristina...
medio beso.