Preparó dos mochilas. En una metió la ropa y otros enseres que le serían de utilidad en el viaje. En la otra, todo aquello que le había enseñado su padre. Una serie de ideales de los que no debía desprenderse si quería triunfar en la vida:
Valor para afrontar las adversidades. Optimismo para mirar al futuro con esperanza. Generosidad que compartir con los demás. Esfuerzo con el que lograr cuánto se propusiera. Y sobre todo, amor, a fin de sembrar a su alrededor felicidad, compañerismo y amistad y evitar odio, envidias y rencores.
Sabía que el camino no resultaría fácil. Aún así, estaba convencido de que la mochila que encerraba los sedimentos heredados de su progenitor, le daría la fuerza y el coraje necesarios para llevar una vida honrada, plena y feliz.
Se secó las lágrimas, consciente de que ese día comenzaba el cambio generacional. Su padre ya no le vería llegar a lo más alto. Puede que ni él mismo alcanzara su objetivo. Lo que tenía claro es que trasmitiría todos aquellos valores a su hijo, a fin de que la memoria y el nombre de sus antepasados se perpetuaran en el tiempo.
Este y otros textos de los compañeros de la Asociación Literaria Café de Palabras se encuentran expuestos en el Museo Provincial de Jaén, hasta el 27 de abril, en la exposición "Sedimentos", organizada por el colectivo Metáfora. Desde aquí os animo a que la visitéis.
Tiene pinta de estar muy interesante, una pena que no esté cerca.
ResponderEliminarCurioso lugar para guardar textos.
ResponderEliminarLlevaba consigo una buena herencia, tuvo suerte.
Un besito y tu cafelito.