Se dio cuenta de que aquel amor era como un crucigrama. De apariencia sencilla al principio, pero complicado después, cuando comienzan a no cuadrar las letras de las palabras que lo componen. Entonces, pensó que los tachones formaban parte del conjunto, experiencias que te enseñan y ayudan a seguir adelante con más fuerza. Al fin y al cabo ¿quién ha resuelto un crucigrama a la primera?
Muy buen relato con reflexión Cristina. En realidad, como con el Amor, resultan mejores los crucigramas que pintan con dificultades.... El resultado y la satisfacción será mucho mayor!
ResponderEliminarnadie y sin tachones, menos.
ResponderEliminarInteresante metafora. A veces hay que hacer una pausa para resolverlo.
ResponderEliminarSi se consigue hacerlo así, de una, es porque es demasiado fácil...y no vale la pena!
ResponderEliminar=)
Muy bonita esa metáfora, Cristina. Bravo, me encantó.
ResponderEliminarFeliz año, amiga. Cafelito con ron?