viernes, 27 de marzo de 2015

En manos de las letras




Siempre había participado en el certamen y en pocas ocasiones se había quedado sin premio. ¿Por qué ahora su mente se había declarado en huelga?
           
            Aquella tarde se encerró en su habitación, en silencio, desconectó el teléfono móvil, se tomó un café doble y se dispuso a esperar, con impaciencia, la visita de las musas. “Venga, Fátima, un poco de calma”, se decía para tranquilizarse.

            Mientras, en el interior de su cerebro, las letras convocaron una asamblea extraordinaria para tratar de ayudarla. “Ha llegado el momento”, dijo la veterana de las  “as”. “Tenemos que dejar atrás la pereza. Es cierto que aquí se está muy bien, todas juntas, tan a gusto, sin temor a las críticas de ahí fuera. Pero nuestra misión es ser utilizadas por Fátima, facilitarle su trabajo. Además, pensarlo bien, ¿no os atrae la idea de la fama? Formar parte de un relato y ser vistas por multitud de curiosos ojos?”. Un murmullo invadió la mente de Fátima, donde las letras comenzaban a cambiar de opinión y a ordenarse dispuestas a salir.   

            La joven notó un leve dolor de cabeza y justo cuando se disponía a abordar la misión, un torrente de ideas la sorprendió. Eran tantas que no sabía por cual decantarse hasta que se decidió por una de ellas. “¡Por fin tengo tema para mi relato!”, exclamó. Y se puso a escribir como nunca antes lo había hecho.
           
            La veterana “a” se sintió orgullosa de la labor realizada. Había llegado el momento de dar paso a su sucesora, su misión allí había culminado. Y salió para formar parte de la última de las palabras de un precioso relato con el que Fátima ganó, una vez más, el concurso de la Universidad.  

3 comentarios: