NOTA: Este jueves, la anfitriona, María José Moreno, nos hace una interesante propuesta de escritura creativa. Ofrece varias ideas sobre las cuales inspirarnos. Así, podemos elegir entre dos título, dos frases de inicio o dos bloques de cuatro palabras que han de formar parte del texto. Yo he optado por elegir "La chica de las pecas tuvo un presentimiento..." como frase de inicio. He aquí el resultado:
Premonición
La chica de las pecas tuvo un
presentimiento. Si no regresaba pronto a casa, algo grave le sucedería a su
familia. No era la primera vez que notaba ese tipo de sensaciones, pero aquel día
fue diferente, estaba convencida de que la desgracia la acechaba.
Se apresuró a
recoger los libros y apuntes y salió de la biblioteca a toda prisa. Con un poco
de suerte aún podía coger el autobús de las siete y media, pero llegó a la
parada justo cuando éste acababa de arrancar. Tras intentar detenerlo sin
éxito, optó por correr con toda la fuerza que le permitían sus endebles
piernas. Sus pequeños pies le impedían dar grandes zancadas y se desesperaba al
comprobar lo poco que avanzaba. En uno de sus vagos intentos por incrementar la
velocidad, dio un traspié, con la mala fortuna de torcerse un tobillo.
El dolor y la
hinchazón aumentaban a cada paso que daba, ahora no corriendo, sino andando
casi arrastrando el pie. Era consciente de que así tardaría bastante en llegar
a su destino, por lo que decidió coger un taxi. Buscó el móvil en su bolso y
comprobó que se había quedado sin batería. No le quedaba otra que esperar a que
pasara uno delante de ella o pedir ayuda a algún viandante. Esta opción la
descartó debido a su enorme timidez. Sí, sabía que era una tontería eso de no
atreverse a formular una simple pregunta cómo "¿qué hora es?" o "¿perdone, podría
dejarme usted hacer una pequeña llamada con su teléfono?". Pero no lo podía
evitar.
La
desesperación se apoderaba de ella. ¿Qué más le podía suceder? Solamente quería
llegar a casa lo antes posible y sin embargo no dejaban de surgir inconvenientes que se lo evitaban. Caminaba casi con las lágrimas saltadas,
pensando en sus vicisitudes, cuando se percató de que un apestoso olor la
acompañaba. Se echó mano al trasero y… ¡horror! Al caer se había llevado consigo
un excremento de perro de textura un tanto líquida y, cómo era de esperar, no
llevaba pañuelos de papel en el bolso.
De esa guisa
ya si que era incapaz de pedir auxilio. Continuó andando lentamente hasta que
por fin llegó a su hogar. Antes de entrar, sitió miedo al ignorar con qué se encontraría en el interior. ¿Un
robo? ¿La enfermedad de alguno de los miembros de su familia? La idea del
incendio ya la había descartado al no observar humo ni fuego alguno. ¿Un
asesinato? Tal vez leía demasiados libros de terror. ¡Que agonía! Tenía que
entrar sí o sí, pero el temor de la maldición le hacía permanecer inmóvil junto
al dintel de la puerta. De pronto, ésta se abrió haciéndole saltar del susto.
Tras ella, su madre sonriente le preguntaba:
-¿Qué te pasa
hija mía? ¿Por qué demonios no entras?
-¿No
ha pasado nada extraño en mi ausencia, mamá?
-¡¿Qué va a
pasar, mujer?! Anda, entra y cambiante de pantalones, te espero en el salón.
Cuando
entró a la sala comprobó qué ninguna maldición acechaba a su familia. ¡Se
trataba de una fiesta sorpresa! Definitivamente, tenía que dejar de hacer caso
a sus presentimientos.
Descubre más escritura creativa en el blog de María José Moreno
jajaja pobre chica!... suerte que al final la esperaban con una linda sorpresa
ResponderEliminar=)
Soy de la idea que a la "mala suerte" nos la fabricamos nosotros.
Que manera de pasar por contratiempos. Pobre chica.
ResponderEliminarMe encantó. Escribes muy bien.
ResponderEliminarPues me has tenido el corazón metido en un puño.
ResponderEliminarMuy bien ideado Cris.
ResponderEliminarUn beso.
Menos mal que tuvo un buen final, durante todo el relato no deja de pasarle cosas feas a la chica. Merece un poco de fiesta!
ResponderEliminarUn beso!
Pues vaya mala suerte que tuvo la pobre. Menos mal que tuvo un final feliz.
ResponderEliminarUn abrazo
Por un momento pensé que se trataba de una pesadilla, cuántas cosas le sucedían a la pobre muchacha. Me ha gustado Cristina.
ResponderEliminarUn beso.
Una cadena de mala suerte arrastra a la chica a sufrir más de lo necesarío, menos mal que al final la vida la compenso al fin.
ResponderEliminarMe gusta como escribes y como sonries amiga.
Abrazos con un poquito de añoranza jajjajaja
Qué tensión, santo cielo!! Creo que la antena de presentimiento de la chica debe ser calibrada, jejeje! Lo peor que le ha ocurrido, fue por culpa de sus propios miedos. Muy buen relato, nos dejas con la lengua afuera hasta el final!
ResponderEliminarBesos! Lindo es volver a leerte.
Gaby*
Pobre chica de pecas. esta vez su sexto sentido le equivocó y todo lo que le sucedió se debió a su miedo y poca planificación. Parecía que la había mirado un tuerto jajaja. Gracias por estar en mi jueves. Un beso
ResponderEliminarMenos mal que al final consiguió llegar a casa, si hubiera estado algo más lejos, llega muerta. ¡No siempre se ha de hacer caso a las premoniciones!.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Desde luego que tiene que dejarse de presentimientos, la pobre no dio una.
ResponderEliminarMuy bien guiado Cris.
Un abrazo.
Mucha emoción e incertidumbre. El texto te atrapa y rodea hasta el respiro final. Besos
ResponderEliminar