Vivo en un lugar privilegiado. Nunca me aburro. Desde mi escondite observo a todos aquellos que se adentran en el bosque sin saber con qué se van a encontrar. Este sitio es oscuro, siniestro, con un halo de misterio que sobrecoge a cualquiera. A cualquiera menos a mí, que estoy más que acostumbrado a frecuentar estas tierras.
Lo que más me gusta es el laberinto. Quienes caen en él, no suelen contarlo. Una vez que pisan su árido suelo, comienzan a escuchar ruidos extraños, teniendo la sensación de ser perseguidos durante todo el recorrido. Notan que alguien roza su piel y el bello se les eriza. A esto hay que unir la sensación de pánico, nerviosismo y terror de la que les es imposible deshacerse.
Orientarse en medio de la oscuridad es realmente difícil. Las víctimas del laberinto, a las que yo no dudo en asustar con mis peculiares maullidos, dan vueltas sin cesar, movidos por impulsos de procedencia desconocida. Poco a poco, la desesperación se apodera de ellos por completo y los envuelve en una locura que nunca pensaron padecer. Gritan, pero nadie los oye; corren, sin dirección; maldicen el momento en que decidieron vivir esa aventura.
Finalmente, llega el desenlace. La mayoría mueren por un ataque al corazón, otros debido a fuertes brotes psicóticos insoportables para el cuerpo humano. Los más fuertes, fallecen por cansancio e inanición. Pero nadie, ni tan siquiera uno de ellos, logra salir del laberinto.
Os dejo, ha caído la última víctima, llega la hora repartirnos este rico manjar. Y es que, aquí, nunca nos falta el alimento. ¡Me encanta la carne humana!
Tiene algo de Lovecrafte. Lo extraño visto desde punto de vista del extraño.
ResponderEliminarAtroz.
ResponderEliminar¡Que aproveche! Yo te mando el aliño, pero primero mira a ver que profesión tiene, si es político o banquero te dará ardor de estómago.
ResponderEliminarUn besito, compi.
Así que a la caza y captura de carne humana vigilando el laberinto. No sabía de esas aficiones culinarias tuyas. Ni de esa faceta terrorífica con lo modosita y risueña que te muestras. Relato muy bien ambientado, expuesto y desarrollado, Cristina. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.