Apaga la luz y comienza a llorar. No puede evitarlo. Lleva así varios meses. Jamás pensó que tomar aquella decisión pudiera resultar tan difícil.
Cada noche los mismos pensamientos negativos, los remordimientos y las pesadillas. Si pudiera volver atrás… Pero sabe que es imposible. Ya no puede hacer nada para cambiar las cosas.
Entonces, cierra los ojos y le parece escuchar el llanto de un bebé. Imagina cómo sería ese hijo que nunca nacerá porque ella misma así lo eligió.
“¿Cómo estuve para hacer eso?”, se lamenta.
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-Decisiones que pesan y no se olvidan jamás. Encontrarse en esa situación y tener que tomarlas es tremendamente duro.
ResponderEliminarUn abrazo.
a nivel racional, tengo muchos problemas para defender el aborto. a nivel animal, apenas ninguno. y no no te creas que ando medio loco. qué va.
ResponderEliminarme resta ese nivel, el más difícil de todos, el nivel anímico...y en ese nivel, la verdad, prefiero ni tocarlo, pues es el de la perdición, es el nivel de la locura o el del pasotismo.
he preguntado qué es eso de la maternidad, del sentimiento, en más de una ocasión. las respuestas que me han dado, me llevan a pensar que las mamás que tengan ese sentimiento, el de la maternidad, se deben de volver locas si alguna vez abortan...
por otra porte, quiero añadir el grito del papá...es decir, nunca he creído que la decisión de abortar deba de recaer con total exclusividad en la mujer. nunca. como mínimo, y es un mínimo que defiendo a muerte..bue..que defiendo, si quieres a secas, como mínimo, decía, es menestar que se le pregunte al papá...y si quieres, a partir de ahí, que la mujer haga lo que quiera..nunca entendí que esa decisión fuera sólo de ella...
medio beso por haberme hecho reflexionar a cerca de cosas que más o menos tengo claras.
Tristeza y arrepentimiento, pena y extrañeza por la propia decisión, que no se conviertan en círculo sin salida sino en etapa del recorrido que en algún momento se supera y se deja atrás. Perdonarse a si misma es quizás lo más difícil pero algo imprescindible. Un abrazo.
ResponderEliminarA partir del momento en que se toma una decisión así, el dolor creo que lo invade todo...Después con el paso del tiempo, y analizando las razones,llega el momento de perdonarse, y saber que quiza no cabia otra posibilidad, para esa mujer que se enfrento a tal dolor ella sola.
ResponderEliminarYo le mando un enorme y protector abrazo. Besos guapa.
P.D: Tienes un premio para tu blog en el mio, deseo que te guste.
Pues sabes que leyendo el jueves echaba de menos un relato como este. Por el tema y por la forma en la que lo has abordado, sencillamente explicando el dolor emocional.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo.
Ese dolor es de los que debe durar toda la vida como que está referido a un hijo y los hijis son los que más duelen.
ResponderEliminarGran padecimiento, conviene plantearselo antes de.... , al menos eso es lo que le diría cualquier madre a su hija. Bss.
ResponderEliminarImagino que debe ser tan duro como lo cuentas. Supongo que esa herida quedará abierta para siempre.
ResponderEliminar=(
un abrazo.
Hay decisiones que a posteriori uno piensa que debería haberlas tomado. Lo dramático está que la decisión sea irreversible. Debe de ser muy duro vivir algo así.
ResponderEliminarBss.
El asunto del aborto es algo que me supera. Puedo imaginar el tormento de quien decide matar a un no nacido (sobre todo si no concurren defectos en el feto que lo hacen prácticamente inviable, o si no había riesgo para la salud de la madre)
ResponderEliminarUn beso
Muy bien retratado un dolor que se me imagina eterno...
ResponderEliminarun fuerte abrazo
No me atrevo a opinar sobre el aborto, pero entiendo ese dolor irreversible, que solo puede curarse con la risa de otros hijos.
ResponderEliminarSaludos.
Un tema de debate por aquí en estos tiempos. Seguramente, hay decisiones que tendrán sus por qué, lo que no resta que el dolor quede como una permanente sombra dentro de la madre que optó por tomarla.
ResponderEliminarUn beso!
Gaby*
Años de hambre, sin apenas medios para sobrevivir. Una joven embarazada. Su madre y su abuela la ayudan a que no nazca su bebé. Así fue. Al pasar unas semanas el embarazo siguió su curso. Y es que venían dos, uno quedó allí la otra vería el sol y seniría los besos de su madre.
ResponderEliminarLocura de la vida
Un beso.
Es una decisión dificil la que tomó; pero a veces no queda más remedio y se ha de elegir. No se puede juzgar.
ResponderEliminarUn abrazo
Terrible relato Cristina. Decisiones que se toman sin pensar en las consecuencias, sin pensar demasiado en el dolor que causarán después.
ResponderEliminarLa verdad me sorprendiste con este texto. Más allá de lo duro que es, me pareció genial la manera en que lo escribiste.
Un beso.
Decisión? mas bien me parece realmente un egoísmo y un egocentrismo puro... quien es ella para decidir quien vive o no? aunque fuera su propio hijo más es por eso mismo mato la mitad de su vida, sus sueños, su destino y su propia alegría
ResponderEliminarPienso que ninguna mujer aborta caprichosamente. Pienso que es la consecuencia de una decisión más que meditada a la cual la aboca la ausencia de salidas. Pienso que esta decisión le produce siempre un enorme sufrimiento que la acompañará toda la vida. Pienso que las más de las veces no es en absoluto un acto egoista, Pienso por ultimo, que no soy yo quien para juzgar una decisión que es soberana, y por tanto no me corresponde tampoco culpabilizar a quien adopta esta terrible decisión.
ResponderEliminarUn abrazo, Cristina.