jueves, 10 de enero de 2013

Este jueves, un relato: nuestros mayores



La Residencia de Mayores Luz del Mar llevaba meses con una habitación disponible y sin recibir ni una sola solicitud de ingreso. La directora del centro no se lo podía creer, normalmente había lista de espera de entorno a medio año, mientras que ahora nadie parecía interesado en internar allí a sus familiares. La atención a los residentes seguía siendo la misma y el precio cada vez más económico. Entonces, ¿cuál podía ser la causa de que no llegaran ancianos?
            Pasaron los meses y con ellos se incrementó el número de camas vacías. Lo más llamativo es que no se trataba solo de defunciones, sino también de personas que se marchaban a vivir a casa de sus hijos. Definitivamente, algo estaba cambiando.
            Al cabo de un año, la residencia se encontraba al 50 por ciento de su capacidad y el negocio empezaba a dejar de ser rentable. Para entonces, otros centros de la ciudad ya habían cerrado sus puertas y algunos estaban a punto de hacerlo debido a la escasez de internos. Incluso la prensa se hizo eco de una situación que terminó por convertirse en noticia. El número de residencias disminuía en todo el país de una manera vertiginosa sin que sus trabajadores se percataran de la realidad ¿Qué estaba sucediendo?
            La presencia de abuelos paseando con sus hijos y nietos por los parques y la proliferación de hogares del jubilado y otros centros de diversión para los mayores, pasaron a ser la nota predominante de las grandes ciudades. Los ancianos disfrutaban de la compañía de sus familiares y, lo más importante, de la calidez del hogar. Un espíritu había invadido poco a poco cada rincón del país, un sentimiento de unidad, de respeto y admiración a los mayores y de cariño y amor hacia ellos. Ya no eran considerados una carga o un estorbo para el desarrollo de las tareas de la vida cotidiana, al contrario, pasaron a volver a ser el punto de referencia de la familia, tal y como sucediera antaño. Ya nadie quería que sus padres vivieran lejos y bajo el cuidado de personas desconocidas, por lo que la existencia de residencias de la tercera edad, salvo contadas excepciones, prácticamente, dejó de ser necesaria. Ese espíritu, que nunca debió desaparecer, había regresado con más fuerza que nunca.

Más historias y homenajes a nuestros mayores en el blog de Gustavo

20 comentarios:

  1. ¿No sería que con el paro tan grande que hay necesitaban la paga de los mayores para sobrevivir hasta final de mes?
    Me cuesta creer un cambo tan grande en la sociedad, pero de ilusión también se vive.

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  2. Mientras leía tu relato pensé que el final sería que los mayores aportaban su pensión a la economía del hogar castigado por el paro, lo mismo que ha comentado Tracy. Y es que es casi ciencia-ficción que la vida vuelva a ser como la has descrito.
    Ojalá las cosas cambiaran tanto.
    Un beso.

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  3. Pues todos hemos pensado igual mirando la realidad que nos asiste, ciertamente hay plazas vacias pero no precisamente por ese arranque de humanidad repentino y deseable, de esperanza, como nos quieres dejar con tu relato. Ojalá estuvieramos equivocados.
    Un beso

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  4. Me ha encantado ver un mundo así, tan distinto a la cruda realidad que vivimos, ojala fuera cierto.¿¿Y si...ese fin del mundo que pronosticaron los Mayas y no fue, fuera solo la entrada de una nueva era en la que cual cambiaran tanto las cosas?? ojala fuera cierto, mientras te leía, he soñado con ese mundo que nos describes y que dista tanto de la realidad.
    Un besito preciosa

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  5. Muy bonito, Cristina. Parece un sueño pero tal vez algo así esta pasando, más que por el espiritu por la crisis. A lo mejor de esas convivencias se va alcanzando ese espíritu que cuentas en tu relato.
    Besos.

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  6. será que vendo de ver esta peli: http://www.veocine.es/pelicula/intocable_162180.html
    será que estaba pensando que el relato iba encaminado con respecto a la crisis. será que al terminarlo, no pude evitar pensar que eres más joven que yo...sea por lo que sea, al final, he esbozado una sonrisa cómplice con el espíritu que has plasmado en tu texto, cris...
    un medio beso.

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  7. Lamentablemente no creo que eso suceda, sobre todo por el ritmo vertiginoso que se lleva y que hace casi imposible cuidar de nuestros mayores, y menos si tienen una de esas enfermedades de la mente tan malas.
    Es triste;pero es así
    Un beso

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  8. Un ensueño ideal, por soñarlo que no quede.
    La cosa es curiosa, resulta que muchos abuelos y abuelas están acogiendo en su casa a hijos y nietos que se quedaron sin trabajo, algunos desahuciados !paradoja! ahora las residencias de ancianos con menos trabajadores sociales por los recortes, se situan en las casas de los abuelos y sus inquilinos son los hijos. Ver para creer.

    Desearía de corazón que tu sueño se cumpliera. Besito cariñoso.

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  9. Un sueño que se hace realidad pero con otros matices, no voy a enumerar el sin fin de razones que ya todos conocemos. Ojalá, todo sea para bien y lo que nos relatas se haga realidad, habría así una esperanza nueva para el ser humano y una recuperación de los valores familiares...

    Besos!!!

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  10. Una ficción de lo más alentadora y positiva, me encantó que incluyeras entre los aportes un deseo que espero que se cumpla. Lamentablemente, no nos podemos engañar y como tu blog se titula: "Con una sonrisa", más irónica que nunca.
    Aunque de corazón me gustaría que fuera real. Un beso Cristina

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  11. Describes un mundo ideal que me ha recordado, no sé bien porqué "Un mundo Feliz" de Huxley. Dibujas un mundo perfecto que, por imposible, estaría lleno de imperfecciones. Como algunos compañeros de jueves han comentado, de nuevo volvemos la vista a nuestros ancianos pero de una manera interesada, como soporte para las paupérrimas economías familiares.
    En cualquier caso, es hermoso imaginarlo ¿verdad?.
    Un abrazo.

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  12. Querida Cristina, tu relato esta lleno de optimismo, y te prometo que me gustaria creer que puede ser posible.
    En estos momentos y con el desapego que se trata a los ancianos,no consigo verlo.
    Gracias por tu aportación y muchos besos querida amiga.

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  13. Ojala que vuelvan, esos parques, hogares, nietos e hijos y todos alrededor de los abuelos.
    Ojala Cris.

    Un abrazo.

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  14. Una realidad que debería ser tal cual la describes en tu texto. Lamentablemente no en todos los casos en los que se recurre a una residencia -geriátricos, por aquí- se lo hace pensando en el bienestar de los ancianos, sino, por el contrario, en la comodidad de los familiares para los que es sólo una molestia.
    =(
    Muy triste!

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  15. Ojalá que algún día tu relato se haga realidad, está muy bien ser positivo y optimista pero tal y como está la cosa no parece ese el camino.
    Muchos besos!!

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  16. Idilico por lo que a esta sociedad le está tocando vivir, aunque deseable, que los mayores sigan formando parte importante en la familia.
    Un abrazo.

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  17. Ojala los deseos se hagan realidad. Que tu relato fuera ese espíritu que inundara los corazones de la gente, pero es dificil. de todas formas seguiremos luchando porque así sea.
    Me alegra leerte de nuevo.
    Un beso

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  18. Qué lindo sería que esto pasara, que deje de ser una utopía y ese espíritu de bondad invadiera el mundo. Pero por ahora me quedo con tu relato que es maravilloso y esperanzador.
    Un beso enorme.

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  19. Esta seria una noticia de primerísima plana. Ojalà mis ojos lo vieran algún dia. Un relato enternecedor.

    Y los has contado estupendamente bien.
    Saludos muy cordiales.

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  20. Un sueño, un deseo...
    Que tu relato algún día cristalice, aunque sea en pequeñas acciones.

    Muy dulce, inventar esta esperanza.

    un fuerte abrazo

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