Este jueves, San, del blog "Y nacimos casualmente", nos propone escribir un relato a cuatro manos, o lo que es lo mismo, con la estrecha colaboración de otro compañero juevero. Después de realizar el sorteo, a mi me tocó de pareja con *L*, del blog "Le Petit Mort". Ya os aviso que igual os soprende la historia, ya que no es de las que yo acostumbro a escribir, pero, igualmente, espero que os guste el resultado final de este trabajo conjunto. Bueno, pues allá va el texto...
La joven pareja se detuvo a la entrada de la casa sin dejar de mirar la puerta como con miedo a pasar a su interior. Llevaban tanto tiempo con ganas de comprar, que aún no creían que fuera suya y menos que hubieran podido pagarla del tirón y sin necesidad de pedir nada al banco, gracias a una suculenta e inesperada herencia recibida por parte de ella. Los hechos se habían sucedido tan rápidamente, que el cartel de “Se vende” todavía colgaba en una de las ventanas.
Samuel abrazó a Arantxa con fuerza, apretándola contra su pecho, tal y como a ella le gustaba, le acarició el pelo y le susurró algo al oído que la ruborizó, haciendo que sus mejillas adquirieran un ligero tono rojizo. Una vez dentro del que ya consideraban su hogar, los dos subieron las enormes escaleras de caracol cogidos de la mano y se dirigieron directamente hacia el dormitorio principal. “Espera un momento”, dijo él acercándose a la ventana para quitar el cartel. “Ya está, cariño”. Lo arrojó al otro lado de la habitación y volvió a apretar a su chica dispuesto a no dejarla escapar.
En dirección a la cama, Arantxa se fijó en la pared de detrás del cabecero. “¿Y eso?”. Él, restándole importancia, la animó a poner en práctica una de sus fantasías sexuales. “¡Ah, nada! Antes de cerrar la compra con el chico de la inmobiliaria vine a ver la casa de nuevo y, como vi una grieta, pedí que la arreglaran. Átame con tus panties. Quiero que me montes como una cowgirl”. A ella se le iluminaron los ojos por un momento. Al rato, sin embargo, su rostro se tornó preocupado. “¿No será peligroso para mi salud, mi amor? Ya sabes lo de mis arritmias...”. Samuel hizo un gesto de despreocupación. "No, mujer. Anda, sube, que te llevo".
Las risas del momento dieron paso a los besos, los besos a las caricias, las caricias a los trotes, y éstos a los galopes. Las bolas doradas que decoraban el cabecero de forja de la cama golpeaban la pared una y otra vez a un ritmo salvaje. En uno de esos desaforados movimientos el húmedo tabique comenzó a resquebrajarse dejando al descubierto lo que parecía una mano amoratada. Arantxa, que era la que era quien -por su posición- podía verlo, comenzó a gritar y a hiperventilar hasta que, finalmente, entró en parada respiratoria. Samuel se liberó como pudo de su amazona y salió corriendo hacia la cómoda en donde había dejado su chaqueta con el teléfono. "Inmobiliaria Paredes, ¿en qué puedo ayudarle?". "Paco, cariño, muy buena idea la de poner ahí el cadáver de tu tío. Mientras va muriendo, cogeré la escalera y colgaré el tapiz de los ganchos del techo, recogeré los restos de yeso del suelo y limpiaré el polvillo del cabecero. Cuando esté seguro, llamaré a emergencias para que traigan una ambulancia y explicaré lo de su marcapasos. Pronto podremos colgar de nuevo el cartel en la ventana. Pero, la próxima vez, lo haces tú, ¡que no veas qué rollo tener que aguantar a esta petarda tanto tiempo!".
Más historias escritas bajo la inspiración del cartel de SE VENDE en el blog de San.
Vaya con los de la Inmobiliaria Paredes!! buen negocio tenían montado :)
ResponderEliminarY buena combinación la vuestra, chicas!
Besos.
A mi me ha gustado. No te veía yo en estos lugares, pero...creo que has cumplido y muy bien. Buen trabajo a cuatro manos.Besos para las dos.
ResponderEliminarjajjaja inesperado final, sí, es cierto! muy buena complementación han tendido entre las dos para hilvanar una historia bien suculenta!
ResponderEliminarFelicitaciones para ambas!
=)
Excelente relato, Cristina. Te ha tocado una compañera que sabe... Ufff! Y tú no te has amilanado, bien por ti.
ResponderEliminarUn aplauso, te lo mereces.
Me habéis dejado de piedra. Nunca lo hubiera pensado así.
ResponderEliminarMe ha sorprendido y me ha gustado, es un relato extraordinario. Os felicito.
Me he quedado de una pieza, chicas; no puede una volver a casa como el turrón, y que le den estos sustos, que dardíacos habemos ya unos cuantos. Ësas cosa se avisan, pá que una tenga la cafinitrima a mamo por si acaso...
ResponderEliminarGratamente sorprendida por el resultado, no he notado en ningun momento que eran cuatro manos y dos personas distintas. El cierre me ha encantado, una se lo espera todo, menos que los de la inmobiliaria sean unos...sí, éso mismo.
Felicidades a las dos, ha sido un placer leeros.
Me a encantado el relato.*L* a buscado una buena colaboradora.
ResponderEliminarPor cierto e entrado en tu blog y me e sentido como en casa(si visitas el mio sabras por que).
Un abrazo,te sigo.
A mi me ha escandalizado.
ResponderEliminarSi duda no estoy a la altura de estas historias pseudo masoquistas, no son mi fuerte, Aunque he de reconocer que la idea es brillante y esta muy bien espuesta.
saludos muy entrañables a las autoras
Me ha encantado, muy bien tramado. El negocio de las inmobiliarias tiene que buscar nuevas rutas. Por un momento pensé que la cosa iba de sado pero ya veo que era peor.
ResponderEliminarMuy bueno chicas.
Un beso.
*L* y Cris, a cuatro manitas me dejáis pasmá, no veo yo a Cris en estos cometidos pero ambas os salís ufanas, traviesas, de lo volcánico a lo sádico, pas mal el registro.
ResponderEliminar¿Vendedor de pisos guapitooo? Uy aquí hay tomate, pobre Arantxa y demás víctimas.
Besitos por cuatro.
Pues no sé, pero este equipo ha funcionado de miedo, creo que este relato tiene de todo para producir sensaciones en quien lo lee y ya sabes... a mi particularmente ese "matiz" me gusta, con lo cual, solo me queda felicitaros, me da que para ti ha sido toda una aventura.
ResponderEliminarVaya para los de la inmobiliaria, lo que hay que hacer por vender...
Besos!!
Me sale la vena de novela negra. Un investigador examinaría la muerte de Arantxa para terminar esclareciendo los crímenes de la "inmobiliaria Paredes" en la mansión de la escalera de caracol.
ResponderEliminarBuen relato, besos.
Guauuuuuuuuuu Cristina y *L* brillantes en este registro del que yo me considero torpe, torpe.
ResponderEliminarMezclar el erotismo, el suspense, el crimen y sin mancharse de sangre ajjaaja.
Besos
Un dúo que supo conjugar a las mil maravillas... cada una con su cuota de imaginación e inspiración, para un resultado impecable. Pasión, entrega, frialdad, suspenso, engaño... qué más pedir?
ResponderEliminarLas felicito chicas! Muy buen relato!
Un beso:
Gaby*
Lo habéis hecho muy bien. Vaya chasco lo del tío, y vaya mala suerte con la chica, es lo que tiene esos juegos sexuales un poco bruscos.
ResponderEliminarUn abrazo
Esta Cris sorprende!!!!!si que me ha gustado estas cuatro manos, si es que cuando vi la pareja pensé que el resultado sería muy bueno y sí que lo ha sido.Habeis sabido unificar estilos y os ha quedado muy bien. Buena historia, buenos diálogos y muy buen final.
ResponderEliminarBesos para las dos.
Cristina me has sorprendido realmente, el relato es genial y me encantó el final inesperado.
ResponderEliminarUn abrazo y muchas felicidades por la excelente dupla que han formado!!!
Un relato muy divertido. Una forma de vender pisos, como otra cualquiera, en época de crisis.
ResponderEliminarUn beso
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ResponderEliminarCristina, te dejo el mismo comentario que a *L*.
ResponderEliminarSe demuestra una vez más el espíritu depredador de las immobiliarias. No importan los métodos de venta sino los resultados. ¡BUITRES!. No apostaría por la autoría de ninguna de los párrafos, porque podeis haber jugado con la presumible percepción nuestra de vuestras formas de expresión. El resultado, de cualquier forma, ha sido más que notable.
Un abrazo a ambas.
Disculpad mi tardanza.